MURAL MATOMEA ESCRIBE PATRICIA MANZUOLI
Marcelo T. de Alvear y Mitre, Caseros
CAMINOS
Cuando nuestro ser se remonta a
su historia vuelve a recorrer caminos conocidos, ya no son iguales, se renuevan
en un sentido diferente.
Nuestros pasos son conocidos. Nuestros pies,
de tanto andar, han crecido, dejando huellas imborrables a su paso, ansiosos por
legar al futuro.
Colores estridentes se mezclan
con colores opacos, sombras con luces, calles rectas. Con cimas y curvas.
Ya no son iguales nuestras
miradas (sobre ellos). Al mirar nuestro recorrido nos damos cuenta que a veces
hemos estado en la cima, otras en el llano o en montañas rocosas y ásperas. Los
hemos transitado a todos, ¿cómo pudimos? nos preguntamos y nos decimos; no nos
dimos por vencidos.
Miles de veces nuestro ser se
ha estrujado de dolor hasta quemarse; otras han estallado de amor y de alegría,
muchos desbordaron en risas maldiciones y bendiciónes, que se han esparcido
como coloridas pompas de jabón agradecido.
Los hemos recorrido, así, como
es cada destino. Nada nos detuvo: ni el dolor, ni la tristeza, ni la alegría,
ni la desilusión, ni la desesperanza. Nuestro ser ha triunfado, porque siempre,
a pesar de todos los avatares, ha luchado, sin darse por vencido, ha arremetido,
ha comenzado nuevos caminos, va dejando huellas en el aire, en los sentidos, en
la historia de nuestros caminos.
Patricia Manzuoli
©Patricia Manzuoli
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